Los vecinos se burlaron de la familia en la cueva: llegaron de visita y se quedaron sin palabras.
La época antigua ha quedado atrás y la gente ha dejado las cuevas para vivir en hogares y departamentos. Sin embargo, el caso de Angelo Mastropietro muestra que no todos están satisfechos con este estilo de vida.
Luego de que su historia saliera en los medios, los periodistas lo apodaron “el hombre de las cavernas”.
Desde joven, la vida en la ciudad nunca le satisfizo a Angelo.
Desde niño, soñaba con vivir fuera de la ciudad y disfrutar de hermosas vistas sin tener que sufrir el smog urbano.
En su edad adulta, logró hacer realidad su sueño.
Mientras caminaba por los lugares de su infancia, recordó la cueva en la que solía jugar.
La cueva solía estar habitada por personas y se subastó en una venta local. Mastropietro tuvo la idea de comprarla y mudarse allí.
El lote se vendió por 63 mil libras y, según los expertos, la edad de la cueva es de al menos 250 millones de años.
Después de la compra, Angelo comenzó inmediatamente con la renovación, invirtiendo más de £170,000 en el proyecto.
A pesar de las burlas de sus vecinos, se quedaron sin palabras cuando visitaron la cueva.
El hombre hizo casi todo el trabajo interno él mismo, construyó la cocina y fabricó todos los muebles con sus propias manos. La calefacción se realiza mediante una chimenea.
El exterior de la cueva ha permanecido prácticamente intacto, a excepción de las grandes ventanas para la luz natural y una terraza exterior.
Después de su repentina fama, los periodistas fueron a visitar a Angelo Mastropietro. Durante el recorrido, el hombre dio una breve entrevista: “Me gustan estas tareas complejas. Mi apellido significa ‘dueño de las piedras’, así que probablemente esta es mi vocación”.